Desahogo Las lágrimas no derramadas se cristalizan y se clavan en la retina. Los gritos acallados rebotan en eco infinito dentro de la cabeza...
Y en el momento en que las manos se ensangrientan, en el instante que liberas otra alma del dolor mortal, descansas. Gritas. Lloras. Rompes el corsé de alambres que te estruja el cuerpo, disuelves el manto negro que te oculta la verdad: percibes la realidad, te liberas.
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