Soga de papel
Lo que más recuerdo de mis primeros años de consciencia son las tardes oscuras y frías y el olor de páginas de libros que llenaban las horas que se sucedían vacías. Sin embargo, lejos de los mundos que ambientaban los cuentos de Poe, todo a mi alrededor parecía inmóvil, parado, frío. Realmente gélido y más terrorífico que las historias macabras que se iban convertiendo en una evasión, un mundo idílico en el que guardar la esperanza. Quizás todo lo que ocurrió aquél día fuese un simple intento desesperado de cambiar ese entorno.