Noches insomnes Las serpentinas lenguas flameantes zigzagean por los oídos, se adentran, perforan los timpanos y devoran la inerte masa gris. Aterrado por voces carcomidas, siquiera logras llegar a una consciencia incorpórea. Aislado. Muerto.
¡Arrancadme el cerebro! ¡Despojadme del alma! ¡Sacadme los ojos y arrastradme hasta la fragua del infierno entre minotauros y otros seres ancestrales! ¡Comed gusanos, comed la carne morada! ¡Bebed gárgolas, bebed la sangre azul! Pues, al fin y al cabo, mi sangre sobre el papel queda.
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