Vidas agrias Y ahí, al término del recto camino de asfalto gris, encuentras un abismo imprevisto en tu paralelo sendero. Y derramas agua insensible por tu piel marmolea: blanca, fría, dura y frágil... cual carcasa perfecta del alma errante que nunca tuviste.
Y con la muerte que se adelanta impetuosamente alentada por el cianuro pronuncias tus últimos despojos: "que te jodan".
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