Abstinencia Otra vez, otro día. Heroina, cafeína, cocaína, morfina, éxtasis... ¿Quién sabe lo que corre hoy por mis venas? Siempre igual, siempre la misma mierda.
Y sin embargo, mientras el cuerpo yace sobre el charco de un sucio callejón a la salida de algun antro, la mente flota. Viajas a recodos insospechados de la razón y descubres otro nuevo pedazo de conocimiento que, aunque inseguro, sacia tus ansias. Trotas sobre los viejos filosofos y sientes las mareas de todas las pasiones. Arrebatas de Dios la verdad y sientes su poder mientras sigues con el camino a su destrucción.
No, no soy otro adicto, mi cuerpo no lo es. Mi mente solo se siente viva con las drogas. El cuerpo perturba el alma. Solo es la maldita razón que necesita de un cuerpo muerto para alcanzar el orgasmo del conocimiento: mens sana in corpore insano.
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