Soga de papel
Hubo un tiempo en el que se presentaron circunstancias felices, sin embargo estuvo dominado por un temor al vacío futuro que dejan los acontecimientos efímeros y no eternos. Ahora, en la más absoluta miseria, tan solo puedo sentir. Sientes sin deambular en los recodos de la consciencia, diabolizando la anterior existencia, o mejor dicho, tu inexistencia. Ahora, respirando los aires fétidos, alientas los futuros vientos mejores. Pues cuando te transformas en la bestia tan solo quedan ángeles por ver.
Lo que más recuerdo de mis primeros años de consciencia son las tardes oscuras y frías y el olor de páginas de libros que llenaban las horas que se sucedían vacías. Sin embargo, lejos de los mundos que ambientaban los cuentos de Poe, todo a mi alrededor parecía inmóvil, parado, frío. Realmente gélido y más terrorífico que las historias macabras que se iban convertiendo en una evasión, un mundo idílico en el que guardar la esperanza. Quizás todo lo que ocurrió aquél día fuese un simple intento desesperado de cambiar ese entorno.